La tienda Tiffany Ginza ocupa un edificio de nueve plantas en el distrito comercial más sofisticado y elegante de Tokio. No se trata de una obra de nueva planta sino de la transformación de un anodino bloque en el buque insignia de la firma americana en Japón, uno de sus principales mercados. Para ello, el proyecto se inspira en la conocida técnica de talla de piedras preciosas de la prestigiosa marca de joyería y orfebrería, con el fin de introducir la luz y sus diferentes matices en el interior del edificio.

El proyecto se centra en los ochenta centímetros que separan el edificio existente y los límites de la parcela. En este pequeño margen de actuación se montan un conjunto de 292 paneles formados por dos vidrios dobles exteriores entre los que se disponen dos capas de panel de nido de abeja de aluminio sobre un marco de acero inoxidable. Esta tecnológica composición genera una textura que filtra y difunde la luz de forma que al interactuar con las ricas superficies del interior la propia luz refuerza las cualidades intrínsecas de cada material. La disposición inclinada en ángulos variados de los paneles respecto al plano de la fachada contribuye a los efectos mencionados y además produce una sutil vibración de líneas de sombra que contrarresta la neutra uniformidad del paralelepípedo.