El proyecto entiende el edificio Zeleieta Zentroa como un organismo autónomo. Con esa idea como punto de partida, se plantean los siguientes objetivos: en primer lugar, convertir su medianera en una fachada más para completar y resolver todo el perímetro del equipamiento existente; en segundo lugar, recuperar el muro original del frontón —medianera— e incorporarlo como verdadero protagonista del proyecto, dándole visibilidad y mostrando los estratos de tiempo que se reconocen en los diferentes muros superpuestos, conservando así el patrimonio y la memoria del lugar.

Una vez asumida la autonomía formal del centro cultural contiguo, se entiende que la nueva escuela funcionará como un elemento independiente, una pieza que respeta los criterios de ortogonalidad y abstracción del equipamiento, pero con la voluntad de ser un elemento singular y reconocible.

Así, se deja acabada la medianera del equipamiento contiguo y se separa el nuevo edificio para crear un patio en planta baja y un vacío pasante en el resto de las plantas. La planta baja se cierra alrededor de un patio —que podrá funcionar como elemento drenante y aljibe en caso de posibles inundaciones—, y se retrasa respecto de la fachada longitudinal, generándose un porche a lo largo de toda la planta que permite enfatizar el acceso.

Las plantas superiores resuelven el programa formando un prisma regular de tres plantas, paralelo a la nueva fachada —medianera— y en voladizo. La compacidad de las plantas busca el mayor aprovechamiento de la superficie disponible.

Con el objetivo de conseguir una planta totalmente diáfana, la estructura se resuelve en el perímetro, convirtiendo la fachada en un elemento portante. La escalera se dispone fuera del prisma, con una envolvente de cristal para conseguir una mayor transparencia. Esta escalera está concebida como una experiencia arquitectónica que permite al usuario asomarse a las vistas del parque y entender tanto la formación del patio como el carácter exento, abstracto y regular del edificio.

En la planta primera, una escalera permite la doble evacuación de la sala polivalente. En el foyer se recorta el forjado superior de la segunda planta, de la tercera y de la cubierta para conseguir un doble-triple espacio y lucernario que relaciona todas las plantas, una mejor iluminación y un carácter más público, abierto a la plaza-parque Zelaieta.

El nuevo edificio ha obtenido una certificación energética tipo A y utiliza más de un 70% de energías renovables, siguiendo la norma nZEB (edificios de consumo de energía casi nulo).