Situado junto a la laguna de Los Siete Colores, el complejo hotelero Boca de Agua se funde con la vegetación exuberante del pequeño pueblo de Bacalar, ubicado en el estado mexicano de Quintana Roo. Obra de la arquitecta Frida Escobedo (Ciudad de México, 1979), el conjunto ofrece 26 alojamientos apoyados sobre pilotes para disminuir el impacto sobre el terreno y elevar a los huéspedes en el frondoso paisaje. Inspiradas en la arquitectura de tradición local, las construcciones presentan celosías de madera que permiten el paso de la luz natural. La madera de Chicozapote utilizada es de origen local, y cuenta con la certificación Forest Stewardship Council (FSC). La mayoría del mobiliario está elaborado por artesanos locales que utilizaron restos procedentes de madera de una procesadora de contrachapado cercana. Una planta de tratamiento de aguas residuales en el lugar garantiza que ningún desperdicio termine en la laguna. En el marco de turismo regenerativo y la responsabilidad medioambiental, el proyecto busca respetar el paisaje en el que se asienta. Además, Boca de Agua trabajó con la organización sin fines de lucro Mono Araña para proteger y ampliar el hábitat natural de estos animales que viven en la zona.