Este proyecto residencial busca transmitir serenidad y calma a través de la luz. Para ello, se explora cuidadosamente cómo capturar la iluminación descendente, generando una experiencia envolvente. Además, Casa Emma se entiende como un ejercicio de excavación, en el que se extrae un vacío con forma de troje —la vivienda tradicional de los pueblos de la meseta Purépecha, una región del estado mexicano de Michoacán—, construcción por las cual Emma siente un especial cariño y apego. Por este motivo, el material predominante en los interiores es la madera.
Al estar emplazada la casa de 54,35 metros cuadrados construidos sobre un terreno de dimensiones reducidas fue necesario resolver la iluminación y la ventilación de manera cenital, así como optimizar la eficiencia con los usos de los espacios.