Con una superficie de 150.000 metros cuadrados, el campus de AXunqueira en Pontevedra, de la Universidad de Vigo, está situado en una franja de terreno aislada, flanqueada a ambos lados por el río y por la autopista. Esta peculiaridad fue aprovechada en el diseño del plan de reordenación de los mismos arquitectos —ganadores del concurso celebrado en el año 2002—, que proponía recuperar el río como elemento vertebrador de la ciudad y convertir el campus en un espacio comunitario para la cultura y el ocio, capaz de funcionar como lugar de encuentro e intercambio, refugiado de la ciudad y abierto a una ribera recuperada como eco-zona definida.

En este entorno, la Facultad de Ciencias de la Educación se concibe como un volumen configurado en bandas de diferentes alturas —su diseño está condicionado por la necesidad de la construcción en fases—, que acogen las distintas partes del programa, separadas por usos y por necesidades espaciales, con galerías de estancia y reparto orientadas al sur y al área central del campus. El edificio busca así enlazarse y abrirse a la naturaleza del sitio, y responde a las complejidades del proyecto cualificando los patios, aberturas, orientaciones y ubicaciones de los usos. Los módulos son independientes, pero están conectados entre sí; de esta manera, los diferentes ámbitos de la vida universitaria están vinculados, lo que contribuye a enriquecer la vida social dentro de la facultad. En este sentido, la integración del módulo deportivo dentro de la zona docente constituye una de las decisiones más importantes del proyecto. Los espacios intersticiales que se generan entre los diferentes cuerpos se convierten en zonas de uso libre para los estudiantes. Hacia el sur, los aularios presentan galerías acristaladas protegidas del sol de verano, mientras que los departamentos muestran fachadas translúcidas, que se hacen transparentes en determinados puntos abriéndose al área central. Los testeros de los edificios y las caras orientadas al norte tienen fachadas ventiladas.