También Frank Gehry tendrá su museo al borde del Rin alemán, como sus colegas Meier, Stirling y Hollein. El museo Vitra es el producto de su relación con los diseñadores y constructores de muebles, y también de sus contactos con ese arte pop cuya vitalidad se desliza por la obra del arquitecto angelino. Un espacio de prestigio para exponer y exaltar la tradición del diseño moderno —entre racional y surreal— de la silla, colocado delante de las oficinas de la fábrica y que acoge la historia reciente en la colección de piezas reunidas por Vitra.

La relación entre la obra de Gehry y la de su admirado amigo Claes Oldenburg tiene aquí un punto de inflexión. El empleo de la superficie curva con fuertes desplomes, en volúmenes aleatorios, recuerda extrañamente a las famosas esculturas de Oldenburg de la serie blanca y blanda, a aquellos lavabos y bañeras blandos donde la superficie tersa y vidriada se derretía ante nuestros ojos sumiendo a los elementos duros —grifos y tubos— como el helado a los barquillos. El último Gehry construido se emparenta de repente con el Oldenburg de hace años, más que con el Oldenburg duro y terso cuya muestra —martillo, destornillador y tenaza— preside el césped del museo...[+]