Auditorio Walt Disney, Los Ángeles
Frank Gehry 

Auditorio Walt Disney, Los Ángeles

Frank Gehry 


Hace 17 años, la viuda de Walt Disney anunció la donación de cincuenta millones de dólares al Music Center del condado de Los Ángeles para la construcción de un auditorio en memoria de su difunto marido. Al afán de homenaje de la señora Disney se añadía la necesidad de la Filarmónica local de una sede acorde con su prestigio internacional, y la intención de las autoridades locales de dotar a la ciudad de un icono arquitectónico. Celebrado en 1988, el concurso internacional al que dieron lugar todas estas intenciones (véase Arquitectura Viva 10) designó como ganador un proyecto que nada tiene que ver con el edificio finalmente construido. Distintas circunstancias —entre las cuales el terremoto que padeció Los Ángeles en 1994— fueron dilatando el comienzo de las obras y modificando la imagen del auditorio.

La nueva sala de conciertos ocupa una manzana rectangular dentro de la malla de calles que sube hacia Bunker Hill, justo al lado del Dorothy Chandler Pavilion, el viejo y cavernoso auditorio que acogió durante años la ceremonia de entrega de los Oscar. En vez de decidirse por uno de los lados de la manzana, el Disney Concert Hall vuelca toda su atención sobre la esquina entre la Grand Avenue y la First Street, apareciendo como una coreografía de piezas plateadas —acero inoxidable bruñido— e invitando al transeúnte a entrar en ese punto, donde la escalinata que precede al vestíbulo dibuja un gesto de acogida. El giro del volumen del auditorio hacia el noreste y la disposición de las formas metálicas anejas refuerzan esta intención de presentarse de manera oblicua, consiguiendo extender su imagen en diagonal a lo largo de la Grand Avenue. El edificio reconoce así la importancia de la avenida como nuevo eje cultural y se inserta en la serie de instituciones conectadas por ella: el Museo de Arte Contemporáneo, obra de Arata Isozaki, la Academia de Artes Colburn y la nueva catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, construida por Rafael Moneo.

En contraposición a este despliegue, la esquina opuesta aparece claramente como una parte trasera. Los volúmenes escamados, que acogen lo esencial del programa vinculado a la música, emergen de un generoso basamento revestido de piedra arenisca y travertino que alberga las oficinas, la cafetería y otras funciones secundarias. Sobre la cubierta de este zócalo y rodeando el auditorio se extiende un jardín público, desde el que se accede a un pequeño anfiteatro al aire libre.

Deleite de la mirada

La acústica de la sala, con 2.265 asientos de tapicería floral y multicolor, fue una de las preocupaciones principales del proyecto. El concepto de viñedo, inspirado en la Philharmonie berlinesa de Hans Scharoun —en el que las filas aterrazadas de asientos se disponen en círculos concéntricos al escenario—, tuvo que ser confrontado e hibridado con el modelo de caja, por el que abogaban los músicos y los especialistas en acústica. El resultado final, elaborado tras minuciosos estudios que implicaron realizar numerosas maquetas con las configuraciones de los auditorios más famosos del mundo —del Concertgebouw de Amsterdam a la Musikverein de Viena—, alcanza a conjugar las exigencias de ambos modelos.

No obstante y al margen de cuestiones técnicas, el interior responde al convencimiento de que el espectador aprecia mejor la música si se siente a gusto y disfruta de las cualidades visuales del recinto destinado a la audición. Quizá por este motivo el espacio ofrece, en contraste con la cáscara exterior inoxidable, un aspecto blando y cálido, al que colaboran tanto las superficies curvas como los tres tipos de madera —abeto, roble y cedro— que se han empleado como revestimiento; también el falso techo en forma de dosel torna el ambiente más íntimo y recogido. Por último, el órgano, diseñado en colaboración con Manuel Rosales, surge flanqueado por filas de butacas tras el escenario, donde un generoso ventanal baña con luz natural los conciertos diurnos y los ensayos, realzando el perímetro de la sala y estableciendo una conexión con el exterior... [+]


Obra

Walt Disney Concert Hall, Los Ángeles.

Cliente

Los Angeles Philarmonic Association, Music Center, Los Angeles County.

Arquitectos

Frank Gehry, James M. Glymph, Craig Webb.

Colaboradores

David Pakshong, William Childers, David Hardie, Kristin Woehl.

Consultores

Nagata (acústica); L’Observatoire (iluminación); John A. Martin (estructura); Rolf Jensen (protección incendios, accesibilidad). 

Contratista

M. A. Morteson. 

Fotos

Hufton+Crow / Roland Halbe