Estudio en un almacén de 1919, Ámsterdam
De Architectengroep 

Estudio en un almacén de 1919, Ámsterdam

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La conversión de un antiguo silo de grano en estudio de arquitectura ha sido una invasión por etapas, una conquista piso a piso. Como tantos edificios portuarios de principios del siglo XX, la Westerdokhuis era un almacén de grano que, tras caer en desuso, fue transformado en espacio de oficinas durante los años sesenta. Tres décadas más tarde, sus cinco últimas plantas fueron habilitadas como estudio de arquitectura, iniciando con ello un proceso que ha concluido recientemente con la ocupación total del silo y de uno de los anejos de la planta baja para el mismo fin.

A pesar de las transformaciones sufridas a lo largo del tiempo, el carácter original del edificio sigue presente en un interior dominado por el potente esqueleto de pórticos de hormigón armado y una envolvente prismática de ladrillo, apenas alterada por un ventanal bajo el tejado y la gran terraza adosada que en la última planta da acceso a la escalera exterior. Dividido por una hilera de pilares en dos crujías paralelas, la organización del almacén —que albergaba las tolvas en la mitad norte y la maquinaria en la sur— ha sido en cierto modo trasladada al estudio de arquitectura, con las oficinas abiertas situadas en la antigua zona de máquinas, y las salas de reuniones y despachos individuales en la parte anteriormente dedicada a silo. Entre ambas zonas media ahora un muro con distintos tipos de vidrio para conseguir una iluminación suficiente hasta en los puestos de trabajo más alejados de la fachada. Con esta idea, se han eliminado también ciertos fragmentos de forjado entre pórticos, repitiendo una operación habitual en la construcción original, cuando se abrían huecos para llevar la mercancía hasta los pisos superiores. La sucesión de pisos se perfora así con una serie de vacíos de doble altura que facilitan la comunicación entre distintas áreas de trabajo y llevan la luz desde el lucernario practicado en la cubierta hasta los rincones más recónditos del edificio.

La profunda transformación del antiguo almacén de grano se hace sobre todo patente en el anejo de la planta baja, una pieza liviana construida a partir de un pabellón de los años setenta del que apenas se conservó la estructura. Sobre los pórticos metálicos existentes se colocó un entramado de madera para sustentar un collage de lucernarios de metacrilato que mezcla colores y medidas estándar, desafiando la uniformidad a que parece abocada la construcción normalizada. Un frente de grandes paños de vidrio cierra el lateral de este cuerpo, transformándolo en un escaparate de la actividad del estudio abierto hacia el horizonte portuario.


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De architectengroep

Arquitectos Architects

Bjarne Mastenbroek, Miguel Loos, De architectengroep

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Christian Richters