Próxima a la costa y en paralelo a la carretera N-340, la nueva parada de autobuses y de taxis de la localidad malagueña de Torrox unifica estos servicios municipales en una única estación intermodal que salva el ligero desnivel existente entre ellos. La intervención, a cargo del estudio local Juan Navarro Arquitectos liderado por Juan María Navarro Mármol y Juan María Navarro Díaz, comprende también la redistribución de las aceras y los viales aledaños para ordenar el flujo de pasajeros y vehículos; operación que además permite garantizar una completa accesibilidad en las zonas de tránsito y espera.

La propuesta mantiene los cubículos existentes de aseos, pero suprime sus cubiertas inclinadas y reubica las escaleras que conectan las dársenas de ambos transportes. En su lugar, se proyectan tres cubiertas a distinto nivel —una sobre la parada de taxis, otra sobre la parada de autobús y una tercera sobre el núcleo de comunicaciones—, cada cual adaptada a las exigencias de su ubicación. No obstante, para conferir unidad al conjunto las tres marquesinas se desarrollan según un mismo sistema constructivo basado en láminas de ETFE. La elección de este material termoplástico viene dada por su versatilidad a la hora de conjugar la imagen diurna y la nocturna, de modo que el mismo elemento que arroja sombra durante día también proporciona iluminación y cobijo por la noche.

Por la posición de la estación respecto a la calzada y la dualidad de uso, se ha buscado establecer un diálogo entre los dos sistemas de movilidad y generar una percepción en los viajeros que, tanto en autobús como en taxi, recorren la carretera del Mediterráneo: la de un conjunto que se expande a la llegada de los vehículos y se contrae cuando se rebasa.