Basado en una interpretación amplia de la identidad, el proyecto consiste en la extensión y transformación del complejo histórico de la abadía de Groeninge en un espacio artístico para exposiciones temporales y eventos públicos. Como punto de partida, el proyecto persigue crear un nuevo tipo de museo: un lugar abierto a para todos usuarios, versátil, un espacio de vida urbano rodeado por el idílico el parque Begijnhof, situado en el centro de la ciudad. En primer lugar, la propuesta busca recuperar y poner en valor la espacialidad de la estructura original de la capilla y de los dormitorios de la abadía. A continuación, se agrega un espacio subterráneo destinado a exposiciones y se restaura el antiguo patio, insertando un nuevo jardín. Pero quizá, de todas las intervenciones la más visible sea la construcción de un nuevo pabellón del parque. Se trata de un edificio compacto y discreto cuyo diseño está basado en el diálogo con las estructuras históricas que lo rodean: tanto a través de su forma, una pirámide truncada que evoca la verticalidad de las cubiertas inclinadas circundantes, como de su disposición ortogonal respecto del complejo existente. A nivel material, la fachada del nuevo volumen se reviste con piezas de ladrillo de color oscuro que le confiere un imagen independiente dentro del conjunto.