Localizadas en Isla Chamartín, junto a la prolongación del Paseo de la Castellana, las viviendas forman parte de un plan especial, redactado por los mismos arquitectos, que apuesta por la edificación en altura para liberar la máxima superficie de jardín. El proyecto consta de 116 viviendas en altura y 24 chalets apilados en bloques. En la torre, la relación entre altura y planta y la exigencia de versatilidad llevan a plantear un núcleo central resistente formado por una pantalla de hormigón armado —que además actúa de frontera entre los espacios vivideros y los servicios del edificio—, plantas diáfanas y fachada resistente —planteada como una pantalla de hormigón rasgada por huecos verticales con un orden variable que se adapta a las distintos tipos de vivienda—. Adosados a la fachada, que está revestida en estuco de cal de distintos colores, se crean unos aleros en cada planta, de profundidad variable en función de la carga solar.

La torre alberga viviendas de uno, dos y tres dormitorios y ático tríplex de tres habitaciones. Los bloques se componen de tríplex, similares a unidades unifamiliares agrupadas horizontal y verticalmente: un tipo mixto de viviendas entre bloque y adosado, en relación directa con el jardín, abiertas y protegidas por la vegetación con la que se funden... [+]