Enclavado en un entorno urbano junto al nuevo puerto deportivo de Beirut, el proyecto —un conjunto residencial y comercial que ocupa una manzana completa— se organiza en torno a dos núcleos, una disposición que evita los patios interiores, generando un sistema intrincado de retranqueos que permite ampliar el espacio público en el centro y las esquinas de la manzana. Las viviendas, con doble orientación y amplias terrazas voladas de forma alterna, buscan las mejores vistas hacia las esquinas y los espacios al aire libre que se benefician de la bonanza del clima. El conjunto se remata con unos dúplex y una cubierta ajardinada con recintos privados perimetrales y un área central colectiva equipada con una piscina de natación de 25 metros de longitud.

El edificio está dotado de generosos ventanales, un sistema de bandejas flotantes acabadas con lamas de aluminio que forma los voladizos de las terrazas y unos paramentos y pavimentos exteriores de madera tecnológica. La presencia de vegetación en todos lo niveles (calles, terrazas, cubierta) complementa la materialidad y la imagen de un conjunto que se ha proyectado para conseguir la calificación energética más alta, generar un efecto urbano positivo y desarrollar una forma de vida enraizada en la tradición local.