El edificio se levanta muy cerca de la Giant´s Causeway, la Calzada del Gigante. Se trata de uno de los enclaves más singulares de Irlanda, que se ha formado por la erosión a lo largo de miles de años de un cráter volcánico cuyas coladas de lava han acabado emergiendo en la forma de 40.000 columnas de basalto de sección hexagonal. Para no romper el equilibrio visual de este extraordinario paisaje, el volumen se ha modelado mediante dos pliegues: el primero genera la zona de acceso y revela el edificio al exterior; el segundo oculta la arquitectura para mimetizarla con el entorno. Entre ambos se sitúa una rampa que conecta el centro de visitantes con la senda peatonal que conduce hasta la Calzada. Esta geometría permite extender el manto verde del paisaje hasta la cubierta del edificio, pero deja vistos los cuchillos del volumen semienterrado, que se han revestido con una celosía de grandes machones de basalto cuya geometría y materialidad evocan las características físicas y la historia geológica del lugar.

Prácticamente invisible desde el exterior, el edificio contiene un interior fragmentado en varias plataformas que se enlazan en un paseo arquitectónico, donde predominan los acabados de hormigón en bruto. Su peculiar atmósfera, un tanto tenebrosa, depende de los efectos sensoriales producidos por la luz que se filtra a través de la celosía de piedra.