La intimidad de una casa y la variedad de la ciudad conviven en este centro de rehabilitación psiquiátrica para niños situado en Hokkaido, Japón. El azar se introduce como parte del proceso de diseño, pero no por ello deja de ser preciso. Una planificación rigurosa da como resultado un paisaje accidental. A pesar de la complejidad del programa, las diferentes funciones se distribuyen de manera aparentemente aleatoria, empaquetadas en cajas que se mueven delicadamente en el espacio. El edificio se presenta como un lugar impredecible, casual y cargado de ambigüedades, aunque en realidad responda a un método iterativo, estricto y artificial.

El hueco intersticial que queda entre las cajas colocadas de manera irregular es el lugar donde el niño puede esconderse sin dejar de estar conectado con la sala de estar. Estos espacios sin función, de geometría extraña permiten que los usuarios se enfrenten a ellos de forma libre, como lo haría un hombre primitivo ante el paisaje. Tampoco hay un centro definido, sino que el edificio está formado por múltiples centros relativos. Para los cuidadores, la sala de personal será su núcleo funcional, mientras que para un niño lo será su habitación, la zona de juegos o el salón principal... [+]