Esta intervención quiere evocar el paisaje arquitectónico de la isla de San Miguel y de las Azores recurriendo a las formas y los materiales que forman parte de la memoria colectiva del archipiélago y que se han convertido, con el tiempo, en una segunda naturaleza del lugar.

Para ello, los dos edificios que forman la actuación adoptan volúmenes arquetípicos revestidos con piedra basáltica local. De mayor tamaño, el Centro de control e investigación se ha concebido como un bloque sólido a cuatro aguas ‘vaciado’ en su parte central y en el segmento frente a la laguna. El patio central de acceso constituye un espacio intermedio entre exterior e interior, y es también el lugar al que vuelcan las estancias principales. Gracias a él, el volumen es capaz de capturar la luz natural y las vistas al paisaje.

El edificio para el alojamiento temporal de los investigadores, por su parte, es una construcción compacta divida internamente en cuatro unidades casi idénticas. El acceso a cada unidad se realiza desde un hueco abocinado recubierto de madera, que también aporta luz al interior. Los espacios técnicos y de servicio, como cocinas y aseos, se han alojado en los gruesos muros de la fachada, lo que permite un interior diáfano... [+]