La London School of Economics ocupa varios edificios de una céntrica zona de la capital británica. Con el fin de reunir todos los servicios para los alumnos bajo un mismo techo, la escuela convocó en 2009 un concurso para construir un centro de estudiantes que incluyese auditorio, cafetería, gimnasio, mediateca y espacios sociales.

El solar que ocupa el centro se encuentra en un punto de articulación entre varias calles estrechas, afectado por restricciones de la normativa. Dada la complejidad del lugar, el proyecto opta por una distribución interior libre, acomodando las diferentes funciones alrededor de un gran núcleo de escaleras de hormigón, con una envolvente independiente que se amolda al contorno. La geometría plegada de la fachada respeta las normativas de iluminación y separación con las construcciones colindantes y crea espacios de interacción entre la vida universitaria y la actividad urbana. Levantado con ladrillos artesanales de 173 formas distintas para adaptarse a los sucesivos encuentros y cambios de plano, el frente del edificio hace de telón de fondo en el constreñido entorno y resuena con los edificios cerámicos de su alrededor. El aparejo empleado permite abrir vanos en celosía, regulando la iluminación interior y la ventilación, y asegurando así un buen comportamiento térmico.