Centro de Convenciones Internacional, Barcelona
Josep Lluís Mateo 

Centro de Convenciones Internacional, Barcelona

Josep Lluís Mateo 


El nuevo centro de convenciones encuentra en los antecedentes urbanos de los barrios circundantes la inspiración para su forma. Hasta mediados del siglo pasado, la zona que éste ocupa actualmente estaba poblada por construcciones efímeras y precarias, popularmente conocidas como las Barracas de Somorrostro. Con el paso del tiempo, este paisaje evolucionó hasta consolidar un tejido de densidad variable caracterizado por edificaciones prismáticas destinadas en su mayoría a alojamiento modesto. La morfología del actual complejo rescata la imagen de aquel panorama fragmentándose en volúmenes nítidamente definidos: uno de marcada horizontalidad, sede del centro de convenciones propiamente dicho, y dos torres que lo respaldan destinadas a hotel y oficinas, respectivamente. Para facilitar el enlace e intercambio de actividades con el vecino edificio Fórum se abre una rambla de conexión subterránea de 1.566 metros cuadrados, iluminada por un lucernario abierto en la explanada exterior.

Distintos factores determinaron el arranque y el posterior desarrollo del proyecto. Por un lado, la condición de borde impuesta por la ubicación del edificio en la disolución del límite urbano —escenario acaso sólo condicionado por múltiples intersecciones viarias: la Avenida Diagonal, la Rambla de Prim y la Ronda Litoral—; y, por otro, el engranaje de un vasto programa funcional con la flexibilidad necesaria para afrontar las múltiples y variadas exigencias que se originen con el tiempo, además de lidiar constructiva y estructuralmente con un ámbito de dimensiones colosales: 67.000 metros cuadrados distribuidos en tres niveles, dos entreplantas y un sótano. Dichos factores coinciden con lo que el antropólogo Marc Augé ha denominado un ‘no lugar’: espacios vacíos, uniformes, que no poseen matices específicos, donde prima el movimiento, la polivalencia, la mezcla entre el establecimiento administrativo permanente y las convenciones y exposiciones de carácter efímero.

El edificio de congresos consiste en un conjunto de piezas con usos, clientes y programas diversos. Para registrar el orden, se emplea un patrón de bandas horizontales donde se agrupan las distintas funciones. Así, en planta baja, servicios, áreas de recepción y comunicación vertical, estructurados en franjas alargadas y estrechas, costean una gigantesca plaza diáfana de 11.249 metros cuadrados, bañada por luz natural, cubierta a doble altura y dedicada a las exposiciones temporales. En este mismo nivel, el vestíbulo de acceso, con 1.387 metros cuadrados, destinado a albergar montajes temporales, queda unificado gracias al extenso tapiz con tiras de cobre trenzadas realizado por la escultora Cristina Iglesias. Sucesivamente, la planta primera acoge los espacios de congresos, las salas de reunión y una generosa terraza, y la última, los salones para banquetes. Paneles móviles de gran tamaño, desplazados por carriles en el techo, compartimentan los recintos de formas diversas.

Continente del aire

El requisito de eliminar del núcleo expositivo pilares que mermaran la diafanidad y la fluidez visual impuso el empleo de una estructura de dimensiones colosales en el perímetro de la planta. Sólo la fachada oriental deja entrever la envergadura de este esqueleto; el resto se embebe bajo el juego vibrátil de las láminas de acero que envuelven la planta. El frente fluctuante que se crea, alabeado y continuo, forma un zócalo movido detrás del cual se alzan las dos torres. Geométricas y cristalinas, acabadas en piedra y vidrio, sintonizan con el centro de congresos, reforzando su imagen. A nivel de la planta decimotercera sufren una incisión horizontal con el fin de adueñarse de un espacio al aire libre donde favorecer la permeabilidad visual, y experimentar nuevas sensaciones escalares sobre el entorno.

El tamaño desmesurado del complejo llevó a restringir el número de materiales. Especial atención merecen los falsos techos de trámex y madera, empleados en las áreas de exposiciones y banquetes, y las planchas de acero torsionadas e irregularmente perforadas que parecen agitadas por la brisa del mar... [+]


Obra

Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB), Hotel AC Forum y Oficinas del CZF. 

Cliente

Ayuntamiento de Barcelona, Infrastructures del Llevant. 

Arquitecto

Josep Lluís Mateo. 

Colaboradores

J. Páges, A. Llimona, Y. Olmo, V. Daroca, M. Camallonga, D. Carim, L. Echeveste, P. Bendicho, C. Montalbán, H. Mendoza, X. Monclús, E. Bertan, P. Ferreres, L. Falcón,O. Esteban.

Consultores

OIT/INDUS/Arup (instalaciones); Obiol-Moya (estructura); F. Labastida (protección contra incendios); Arcelor (acero), Alcoa Arquitectura (fachadas). 

Contratista

Comsa-Ferrovial-FCC. 

Fotos

F. Alda, A. Bagué