El proyecto parte de la premisa de levantar dos viviendas para una familia en el municipio gerundense de Rupiá, en la comarca del Bajo Ampurdán. Combinando argumentos bioclimáticos, funcionales y de integración, la intervención analiza las relaciones entre el interior y el exterior y la forma de habitar los espacios intersticiales. Con una superficie construida de 530 metros cuadrados, la casa se ordena en torno a un patio que, en su posición central, da la bienvenida y desdibuja los límites.

El sistema de paneles prefabricados utilizado aporta la eficiencia del montaje, el ahorro de agua y la minimización de los errores en obra, así como la estanqueidad necesaria para alcanzar los parámetros Passivhaus. La tierra compactada, el adobe, la madera o la cal integran la vivienda en su entorno.