El propósito de este proyecto diseñado por RCR arquitectes en colaboración con G. Tregouet fue fundir una edificación preexistente construida en la década de 1960 con la nueva intervención, y, en una segunda derivada, volver a fundir el conjunto así conseguido con el paisaje. El resultado es una casa dotada de carácter, pero definida por polaridades. En primer lugar, la que se da entre el aspecto compacto, casi esquemático, del alzado definido por muros de hormigón armado, y el carácter fragmentario, casi disuelto, de una planta en la que lo viejo y lo nuevo se combinan a través de un camino de acceso y un patio interior. En segundo lugar, la polaridad que se produce entre el carácter completamente hermético que la casa parece tener desde el exterior y la permeabilidad que evidencia desde el interior, donde los espacios principales de la edificación se abren a las espectaculares vistas al paisaje gracias a grandes ventanales apaisados que la topografía permite camuflar. Por lo demás, el conjunto se define por la cuidadosa disposición de las vistas cruzadas, y por el recurso a efectos atmosféricos, como los producidos por la lámina de agua situada en la parte superior de la cubierta.