La casa natal del pintor Pierre Soulages, situada a medio camino entre el Museo Soulages, dedicado a su obra, y la catedral de Rodez, ocupa un pequeño edificio entre medianeras con tres alturas principales, sótano y espacio bajo cubierta. La casa, deshabitada en la actualidad, se destinará a albergar un centro de talleres temporales para artistas. La rehabilitación busca, además de devolver su carácter original a la estructura con la reparación de los paramentos y los huecos de fachada, mantener la globalidad del edificio para que pueda emplearse en su conjunto, más allá de la estricta división por niveles. Para ello, el proyecto propone retirar la mayoría de las particiones interiores, creando espacios diáfanos en cada planta con mayor flexibilidad para su uso como talleres. La recuperación de la buhardilla superior incluye la reparación de la cubierta para preservar su forma y rasgos esenciales; sin embargo, por ser este un espacio con unas características muy diferentes al resto, se llevan a cabo operaciones más artísticas como la introducción de un lucernario inspirado en las vidrieras que el propio Soulages diseñó para la abadía de Conques. Las salas abovedadas del sótano, debido a su aislamiento y su carácter escenográfico, se acondicionan para proyecciones audiovisuales y exposiciones.