Casa Iribarren, Sorauren
Recuerdos de Roma

Casa Iribarren, Sorauren

Recuerdos de Roma


Con esta pequeña casa de fin de semana situada en las laderas del valle de Ezcabarte, Iñiguez y Ustarroz realizaron una especie de manifiesto de intenciones de la nueva arquitectura vasca, en general deudora del pensamiento de los Archivos d’Architecture Moderne y de las ideas de la Tendenza sobre la arquitectura del lugar. Los autores, sin embargo, han sabido manejar con cuidado en su obra los gestos de adhesión a una corriente que se quiere heredera de la tradición local de los valles vascos y de la gran tradición europea del clasicismo, y que no siempre acierta a conciliar ambos términos.

El programa de la casita es mínimo y se organiza sin consentir en diseño alguno lo que una casa de fin de semana puede tener de tópico y de amable. Los elementos de la pequeña construcción son grandes y rígidos, casi humorísticamente geométricos, desde el triángulo rectángulo del frontón a la interminable escalera. Colocada como un belvedere frente a los montes que cierran el valle, la casa Iribarren debería, según sus autores, expresar características simbólicas y míticas de la casa rural vasca, incluido el caserío próximo del valle; pero también tiene una fuerte influencia de las propuestas de los Krier. Seguramente las casas de Ezcabarte no tienen tejados sin alero ni secaderos orientados a poniente.

La ampliación de la casa, proyectada en 1982, le añade una serie de elementos mediterráneos, fruto de la exploración de Iñiguez y Ustarroz en el mundo de la recreación helenística. Un pabellón que se compone en clave contrapuesta a la de la casa, un porche acristalado con pérgola que amplía el programa conservando la casa anterior como apartamento principal. Se conserva así el pequeño monumento formando tras él un fondo y manteniendo su orgulloso frente; la amable ampliación no se atreve a desvirtuar el rigor inicial...[+]