En medio de un paisaje salpicado de residencias estivales en la costa de São Paulo, la casa Iporanga se encuentra rodeada de una extensión bien conservada y protegida de bosque tropical atlántico. La exuberancia de esta vegetación obligó al cliente a demandar una construcción que consumiera la mínima superficie posible sin renunciar al confort ni a la amplitud de los cinco dormitorios, que sobrepasó los 400 metros cuadrados. Se decide dividir el programa en tres niveles: el superior contiene en una estructura de madera las suites acariciadas por las copas de las árboles; el intermedio alberga el programa de actividades sociales además de una piscina; y finalmente, la planta baja recoge los espacios de servicios incluyendo la residencia de los cuidadores de la casa.

Los alzados reproducen el grado de privacidad de las estancias, diferenciando la orientación a la calle con tableros opacos y cortinas de nailon, mientras que el frente del bosque abre las habitaciones hacia una galería común. La construcción plantea un esquema estructural basado en el de los puentes sobre los arroyos, típicos de esta zona del litoral. Los pilares de hormigón se elevan sobre la cimentación para soportar las vigas de acero, las cuales sujetan la estructura de madera del nivel superior... [+]