La claridad en sus formulaciones y la radicalidad y precisión en el uso de materiales y técnicas convierten esta casa brasileña en otro manifiesto. Dos volúmenes de materiales contrapuestos escenifican la divisa kahniana entre espacios principales y servidores. El volumen principal, un rectángulo de 9,40 x 4 metros, está formado por una estructura de entramado ligero realizada con madera de jatobá, y una lámina exterior de policarbonato alveolar traslúcido, colocada en bandas horizontales y atornillada desde el exterior. La red modular eléctrica, situada bajo el pavimento, y una cortina para definir un ámbito de oscuridad y de mayor privacidad, completan el escueto equipamiento que ha de permitir utilizar este espacio. La voluntad de isotropía sólo se rompe con la presencia de una única ventana transparente, que corresponde a las magníficas vistas de un lago cercano, y que genera un lugar en este todo indiferenciado. En el exterior, el volumen de madera y piel traslúcida se eleva del suelo, por obvias razones tanto formales como constructivas, y flota sobrepasando el ámbito de sus soportes. La cubierta, de chapa ondulada, se sitúa sobre el conjunto aparentando la misma ingravidez.

En el volumen de servicios, por contra, todo es fijo y pesado. Un muro de bloques de mortero, que surge del terreno natural, envuelve dos espacios claramente definidos: una cocina laboratorio y un baño convencional. La pesadez de este cuerpo es la perfecta oposición a la liviandad del espacio de estar: las bancadas de la cocina y del baño, los armarios o las divisiones de la ducha, se han realizado íntegramente con albañilería u hormigón. La situación de las ventanas, dispuestas según la particularidad de cada función, es también la antítesis del carácter indiferenciado del cerramiento traslúcido. Toda la red de instalaciones, excepto las tomas eléctricas de la sala, así como las chimeneas o las bajantes, se ubican en este cuerpo de servicios.

La precisión de la geometría, el rigor de la construcción y el afinado control de cada una de sus técnicas acaban de definir este pequeño pabellón paulista, cuya voluntad de erigirse en manifiesto puede ser, paradójicamente, su principal limitación. Y es que una formulación tan rotunda tiene el peligro de acabar resultando excesivamente rígida: la aparente libertad radical de su planta —que parece demandar el vacío como estado ideal— o el tratamiento de sus fachadas, con una única mirada posible hacia el exterior, pueden transformar la casa en un recinto tiránico en vez de un lugar donde los moradores puedan ejercer su libertad...[+]


Cliente Client
Paulo D’Alessandro, Domitília Coelho 

Arquitectos Architects
Vinicius Andrade, Marcelo Morettin 

Colaboradores Collaborators
J. G. da Silveira, J. E. Alves 

Consultores Consultants
ITA: H. Olga (estructura structure

Contratista Contractor
J. Francisco Chaves

Fotos Photos
Nelson Kon