Ubicada en la costa norte de São Paulo, esta casa con 240 metros cuadrados construidos se sitúa a pocos metros del mar, permaneciendo oculta entre un bosque frondoso. El volumen se abre al exterior con puertas correderas, y deja pasar la luz natural a través de paneles de policarbonato y vidrio. Las dos fachadas principales presentan amplios aleros y cierres metálicos enrollables.

El sistema constructivo está basado en elementos prefabricados de madera, ensamblados en el sitio. La construcción se eleva 75 centímetros sobre el suelo, garantizando la ventilación natural de la base, que además de refrescar la casa, reduce significativamente el exceso de humedad.