En los Estados Unidos, la vivienda unifamiliar se ha convertido en una de las pocas vías para acceder a un encargo personal que tienen los jóvenes arquitectos o aquellos que trabajan al margen del star system. Y así, al igual que el cine independiente abre nuevas vías creativas, en los más modestos encargos privados pueden hallarse líneas de investigación innovadoras. La casa unifamiliar, y en muchos casos la propia, suele ser la primera posibilidad para los profesionales noveles de demostrar sus capacidades, aun a costa de convertir un pequeño proyecto, modesto en presupuesto y en programa, en manifiesto arquitectónico.

La casa-estudio que Wendell Burnette ha diseñado para sí mismo en Phoenix, Arizona, es un buen ejemplo de esta situación. Con ella se intentan exponer las cualidades de una manera de hacer que quiere mostrarse válida para todo tipo de programas y usos, incluso de mayor envergadura. Es sin duda una casa manifiesto, que alberga en su sencillez el germen de un proyecto más ambicioso.

Construida en el antaño virgen y despoblado desierto de Sonora, la casa se abstrae del vecindario, dirigiendo su mirada hacia las lejanas montañas, más allá del valle que se extiende a sus pies. Asentada sobre un fuerte desnivel que posibilita la construcción de un garaje en la parte baja, se eleva sobre el terreno, apoyada en el suelo en uno de sus extremos, el del dormitorio principal, donde se crea un patio. Desde el garaje se accede a otro patio situado en el centro de la planta, donde se localiza la entrada principal. Este espacio separa las zonas de estudio y dormitorios de la zona de estar, e ilumina y airea el interior.

La casa, pues, no se muestra indiferente ante el paisaje circundante, sino que se construye replegándose sobre sí misma para seleccionar las vistas y ocultarse de miradas ajenas, sin perder el rigor formal y geométrico que define su implantación primera. Su construcción, sin caer en folklorismos, recurre a las tradiciones locales. Así, el uso del bloque de hormigón prensado la empareja con una arquitectura pobre, lo más característico de las construcciones efímeras de este tipo de periferia, a la manera de Charles Moore en San Francisco o Frank Gehry en Los Ángeles. La utilización de ese bloque de hormigón tanto en los exteriores como en el interior contrasta con la cuidada elección del mobiliario o el uso de lonas en la cubrición del patio, que convierten la casa en una especie de ‘hangar decorado’ que nos remite a dos obras legendarias: la casa de Charles y Ray Eames en California, o la que Pierre Chareau diseñó para Robert Motherwell...[+]


Cliente Client
Wendell & Debra Burnette

Arquitecto Architect
Wendell Burnette

Colaboradores Collaborators
Burnette Landscape Design: Debra Burnette (paisajismo landscaping)

Consultores Consultants
Caruso Turley and Scott Consulting: Paul Scott (estructura structure); R. Otterbein (instalaciones mechanical engineering); C. Avery (sistema eléctrico electrical engineer)

Contratista Contractor
Wendell Burnette

Fotos Photos
Bill Timmerman; Undine Pröhl