A las orillas del lago sueco de Övre Gla, en el parque natural de Glaskogen, se planteó la necesidad de ampliar una pequeña cabaña de pescador del siglo XVIII. La normativa no permitía que la superficie de la ampliación fuera mayor del doble de la preexistente, ni tampoco que se acercara a más de 4,5 metros del lindero, formado en este caso por un pequeño arroyo. Con estos condicionantes, la nueva construcción se adosa a la antigua, pero asume una imagen muy distinta, en base a una geometría orgánica, formada por una sucesión de costillas irregulares y recubiertas de un manto de ripias de madera superpuestas. Dentro del volumen principal se aloja otro que, mediante rodamientos, se desliza como un telescopio, y vuela sobre el arroyo, ampliando la superficie útil de la vivienda sin contradecir la norma. Así, en la temporada vacacional, el artefacto se despliega, y se produce la metamorfosis, mientras que en invierno el salón se inserta de nuevo en su caparazón, quedando protegido por la doble piel de madera. El mecanismo que permite la transformación es activado manualmente, tardando poco más de veinte segundos en llevarse a cabo.

Todo el edificio está revestido de ripias de madera de cedro procedente de Canadá, que no requiere mantenimiento. Esta madera adquiere un tono grisáceo que llega a confundirse con el entorno granítico, integrándose en el bosque y reduciendo su impacto visual.

Colocadas cada 60 centímetros, las costillas estructurales de madera microlaminada, fueron cortadas en fábrica utilizando plantillas. Su irregularidad configura un interior que recuerda el vientre de un animal, y que se reviste con una combinación de rastreles de abedul y de pieles de reno, evocación de las tradiciones de la cultura sami, que habita en territorios del Círculo Polar.

Un gran mirador sobre el río y un óculo hacia el bosque horadan la piel de la 'cabeza' del animal. Sus vidrios se han colocado de manera que se eviten reflejos hacia el lago... [+]