La isla de Gotland, la provincia menos poblada de país, es conocida internacionalmente por su biodiversidad de flora y fauna. En este idílico entorno natural se ha levantado esta residencia de verano ligeramente elevada sobre una boscosa meseta de piedra caliza desde la que se vislumbran hacia el sur amplios campos y prados con ganado. La parcela forma parte de una antigua zona militar del ejército sueco en la que se esconden dos búnkeres bajo tierra. De estas viejas estructuras tan solo se revelan las puertas de acero integradas en la pendiente del terreno en la cota inferior del solar. Tras la intervención, estos vestigios que evocaban tiempos ominosos se convierten en el estudio y espacio de taller de los clientes, unos profesionales del diseño.

La casa divide el tres unidades separadas (la primera alberga un estar; la segunda la cocina, el comedor, dormitorio principal y baños; y por último la tercera, dos habitaciones) alojadas bajo una cubierta a dos agua de de 38 metros de longitud. Además de dotar a la vivienda de una imagen unitaria de conjunto, el tejado proporciona generosos espacios al aire libre protegidos de la lluvia y el sol, así como un paso exterior protegido entre los diferentes habitáculos.

Toda la estructura está construida con paneles de madera maciza contralaminada (CLT) y el techo, por su parte, se remata con un placas de madera aserrada. Cada una de los tres volúmenes cuenta con grandes ventanas correderas. Estas aberturas presentan contraventanas exteriores de madera, de tal forma que la casa pueda quedar completamente cerrada y protegida de la intemperie durante la temporada de invierno...[+]