Esta casa de ladrillo se construye en una parcela cualificada por un conjunto de altos pinos, situados en su esquina nordeste, y por la silenciosa cercanía del Monte del Pardo en su cara norte.

El conjunto se organiza en tres volúmenes independientes: el volumen cúbico de la vivienda, un bloque lineal destinado a aparcamiento cubierto sobre el que se sitúa un mirador sobre el Pardo, y un pequeño cenador protegido con una pérgola. Los tres volúmenes estructuran los espacios ajardinados en cuatro bandas diferenciadas: la del acceso, con la enigmática presencia de los altos pinos; un patio ajardinado entre la vivienda y el mirador que habilita el acceso a la casa; una amplia pradera con la pérgola al fondo, profusamente rodeada de arbolado; y el área de la piscina, situada en un nivel inferior del jardín, a fin de garantizar la intimidad de los bañistas.

El volumen cúbico, organizado con un sistema de tres grandes huecos por planta, se despliega en tres niveles: el primero acoge los dormitorios de la familia, la planta baja las zonas comunes, y el sótano, con un amplio patio inglés arbolado, las dependencias auxiliares. La planta cuadrada se estructura a partir de una forma en cruz, que acoge las comunicaciones verticales y horizontales, mientras las habitaciones se ubican en los cuatro cuadrados de las esquinas.