Este proyecto parte de los recursos disponibles en su entorno. Un tipo específico de tierra definida por su excelente capacidad de cohesión se utiliza para construir todos los muros. De esta manera, la casa emerge con materiales y técnicas locales, incorporando el tradicional patio mediterráneo, el cual presenta aquí una superficie igual que la de la casa principal. Esta dicotomía espacial evoca el recuerdo de una casa sin techo, desgastada por el paso del tiempo.

El sistema constructivo está basado en muros de balasto (tierra mezclada con áridos de diversos tamaños, piedra y cal). Para el cerramiento interior, el balasto es de 25 cm de espesor, con 10 cm de aislamiento de fibra de madera y un muro de ladrillo cerámico de 20 cm de espesor. La impermeabilización se logra con una membrana colocada entre los dos muros para garantizar la transpirabilidad de los cerramientos. Estos materiales proporcionan estabilidad estructural y mejoran la eficiencia energética de la construcción. La mezcla de tierra y cal en el revestimiento de las particiones interiores absorbe y libera la humedad.

El techo está aislado con bloques de paja de 35 x 40 x 80 cm, que se colocan entre vigas de madera laminada, formando una barrera térmica robusta que minimiza la pérdida de calor y mejora el confort interior. Además, este material de aislamiento natural favorece también la regulación de la humedad y la transpirabilidad.