Situados a las afueras de Blaricum, en un nuevo desarrollo urbano compuesto mayoritariamente por casas unifamiliares, estos dos bloques compactos destacan por su apuesta por la vivienda colectiva. Además de su tipología, el contraste cromático de su envolvente de ladrillo negro con los espacios abiertos de color blanco enfatiza su singularidad.

Para minimizar su impacto visual y conseguir una mayor integración en la reducida escala del entorno, los edificios experimentan con la variedad de tamaños de los huecos de la fachada. Los grandes ventanales compuestos por cuatro ventanas practicables integradas en un mismo marco, junto al resto de huecos de medianas y pequeñas dimensiones permiten fragmentar el volumen y afectar a la percepción de su escala. El ritmo aparentemente arbitrario de los huecos y los vacíos en las fachadas deriva de la alternancia de plantas diferentes, cuyos apartamentos son distintos tanto en términos de tamaño como de distribución. Por su parte, las esquinas se rompen para ubicar en ellas parejas de terrazas superpuestas que combinadas crean un único elemento de doble altura. Así, la diferencia en las plantas y la repetición de unos pocos elementos se entrelazan para crear un objeto de imagen abstracta y geometría precisa.