Biblioteca y centro cultural
Manuel Ruisánchez 

Biblioteca y centro cultural

Manuel Ruisánchez 


Tras una década de abandono, el Ayuntamiento de Barcelona convocó un concurso en el año 2000 para la recuperación de un centro comercial que nunca llegó a estar en uso, situado en una esquina del Ensanche, y convertirlo en un complejo de equipamientos públicos: mercado, centro cívico y aparcamiento. La propuesta ganadora, finalmente construida, se basaba en dos operaciones principales: la primera, dejar entrar la luz al interior del edificio a través de una significativa abertura física y de la sustitución de su piel; y la segunda, cambiar el sistema de accesos —esparcidos y poco jerarquizados— por una fórmula que abre el edificio a la calle, convirtiendo los principales accesos en una prolongación del espacio público.

La reorganización de los accesos y la sustitución de la piel transforman la cerrada construcción existente en un edificio permeable y abierto, dando un nuevo valor al chaflán, que funcionaba como espacio residual.

El nuevo programa requiere espacios abiertos y luz natural. Un vacío vertical aparecido tras la eliminación de la crujía central da forma al edificio, dividiéndolo en dos bandas paralelas e introduciendo un espacio de luz natural en el centro de la biblioteca: un patio definido por dos fachadas interiores que se abre a través de un lucernario y se manifiesta al exterior a través de un muro transparente. La necesidad de aportar luz exige asimismo la transformación de la piel exterior. Así, el muro ciego da paso a una doble piel que filtra la luz, convirtiendo las fachadas en velos que intercambian transparencias entre interior y exterior. Un filtro de aluminio perforado se comporta como una superficie opaca que refleja el sol durante el día y al anochecer produce la sensación de una lámpara que se enciende.

Escaleras y pasarelas cruzan el espacio abierto y generan un recorrido en espiral que atraviesa todo el edificio. La distancia entre forjados del volumen existente ha permitido las alturas generosas en las salas de la biblioteca.

El sistema de pantallas, filtros y transparencias contribuye a crear un espacio rico y cambiante. La brecha central se prolonga hacia el exterior, reuniendo en un solo elemento icónico diversos componentes auxiliares de la biblioteca y del mercado; cubierta por el velo metálico, esa pantalla desmaterializada genera un plano vertical que recompone la arista del chaflán, actuando como telón de fondo y acompañando desde la rampa hasta el fondo del vestíbulo. Esta pieza, que suponía un problema para el proyecto, pasó a ser el elemento clave para la identificación urbana de la biblioteca. La esquina de la manzana se convierte así en el acceso principal a través de dos amplias rampas paralelas que, pavimentadas igual que la calle, introducen la ciudad en el edificio. En el interior, las escaleras y pasarelas colgadas en el aire cruzan el espacio abierto y generan un recorrido en espiral, evocador de los laberintos de Escher, que atraviesa todo el edificio. Diferentes colores y matices definen las distintas áreas y sirven para identificar cada una de las secciones de la biblioteca.


Cliente Client

Proeixample-Ayuntamiento de Barcelona

Arquitecto Architect

Manuel Ruisánchez

Colaboradores Collaborators

Joana Sopena (jefe de equipo team leader); Jordi Janué, Erika Gordillo, Felipe Peña (equipo team architects)

Consultores Consultants

Eulàlia Aran (arquitecta técnica quantity surveyor); Robert Brufau i Ass. / Sala Consultors, S.L. (estructura structure); Armengol Enginyers SCP (instalaciones mechanical engineering); PFP/ Quim Pintó (proyecto de señalización signpo sting project)

Contratista Contractor

FCC

Fotos Photos

Ciro Frank Schiappa