Dotar a Riad de un hito arquitectónico asociado a la cultura es, sin duda, el fin para el que ha sido concebida la nueva Biblioteca Nacional de Arabia Saudí. En el caso de este proyecto, sin embargo, la condición icónica no se ha alcanzado mediante una construcción formalista de nueva planta, sino gracias a la rehabilitación y ampliación de un edificio preexistente, y partiendo de dos estrategias: por un lado, completar el volumen vidriado de los años 1980 con una pieza perimetral y una gran celosía, dotándolo de un nuevo carácter; por el otro, mejorar la calidad ambiental y las circulaciones del edificio, vinculándolo con el contexto.

La fachada está formada por dos capas: una piel de vidrio interior y una envolvente de ecos marinos que permite protegerla adecuadamente de la intensa radiación solar. Construida con ‘velas’ de teflón reforzado con fibra de vidrio, de color blanco, alabeadas y tensadas mediante una trama de cables de acero, la nueva envolvente presenta una geometría sencilla cuyos patrones se inspiran en las celosías tradicionales del mundo musulmán, produciendo, como estas, efectos dinámicos debidos a la incidencia variable de la luz. Una atmósfera semejante se consigue a través de la cubierta translúcida que ilumina cenitalmente los nuevos patios del edificio, situados en torno a una gran cúpula que enfatiza con su forma la idea de pertenencia a la cultura islámica.