Surge la oportunidad de desarrollar un nuevo diseño para un proyecto ya existente, con licencia municipal concedida y que comprende la ejecución de 18 apartamentos junto al mar, al sur de la isla de Tenerife, cerca del aeropuerto.

Preocupados por la manera de construir en el territorio, especialmente en los espacios turísticos y en la costa donde proliferan impunemente arquitecturas especulativas, descolocadas, desproporcionadas y por completo ajenas a las condiciones del entorno sobre el que se imponen, la propuesta se convierte en un reto: construir un nuevo territorio reinterpretando y realzando el carácter del lugar. 

El objetivo es ofrecer una nueva escenografía voluntariamente artificial que invite a reflexionar sobre las formas de intervenir en el paisaje. Para su desarrollo se imponen dos premisas de partida: el respeto a la edificabilidad del proyecto original y la apertura de todos los apartamentos hacia el mar y el horizonte.

Evocando piedras depositadas en la arena, la intervención nace del estudio minucioso de la topografía de la parcela, ubicada en un emplazamiento privilegiado frente a la playa, próximo a la montaña Roja y a la de los Abrigos, entre el límite del suelo edificable de la urbanización La Mareta, un barranco y una zona de suelo protegido. 

Se traza una volumetría integrada en el perfil de la isla, desde Las Cañadas hasta la arena. La elección de las dimensiones, las alturas, las proporciones, las escalas e incluso los materiales obedece a la voluntad de conseguir la mayor coherencia posible en la manera de plantear un diálogo con el entorno.

Como piedras en la arena, los nuevos apartamentos se integran en el paisaje que los rodea, ofreciendo una reinterpretación de sus claves y también una alternativa al desorden invasivo que provoca la colonización turística.

Los apartamentos se organizan en franjas perpendiculares a la carretera, escalonando las unida-des para favorecer las vistas al mar. Las viviendas se agrupan como casas patio, cerradas al norte y al este para protegerse de los fuertes y continuos vientos, y abiertas al sur y al oeste, hacia las perspectivas lejanas y el paisaje protegido. 

La segregación de los volúmenes construidos facilita el trazado de visuales transversales, a modo de corredores de luz, desde el Teide hasta el océano.

Se utilizan materiales tradicionales como la piedra, el hormigón y la madera, combinados con otros como el brezo o el revoco proyectado. Este último se recupera de las arquitecturas más humildes gracias a su alta resistencia, impermeabilidad y bajo coste. 

Organizadas en bandas perpendiculares a la carretera, las viviendas se conciben como casas patio, cerradas al este y al norte para protegerse de los fuertes vientos y abiertas al sur y al oeste, al mar y al horizonte.

Los pavimentos de los espacios comunes combinan hormigón en las zonas de paso con madera en torno a la piscina y grava en los jardines. Éstos se colonizan con plantas propias del lugar. La estructura se realiza con pilares metálicos y forja-dos de losa de hormigón y de vigueta y bovedilla.



Cliente Client

Promopaz 2000

Arquitectos Architects

Eustaquio Martínez, Virgilio Gutiérrez

Colaboradores Collaborators

Julia Frytag, Elena García; Manuel Matos, Dionisio Castro (estructuras structures); Andrés Secades (aparejador quantity surveyor) Consultores ConsultantsMIR (ingenieros engineers)

Contratista Contractor

Promopaz 2000

Fotos Photos

José Ramón Oller