Diseñado por Peter Chermayeff con ocasión de la Exposición Universal de Lisboa en 1998, el Oceanario es una de las atracciones turísticas más populares de la capital lusa, y la plaza que lo precede uno de los espacios más dinámicos del Parque das Nações donde se sitúa. La propuesta de ampliación del Oceanario constituía, pues, un reto especialmente complejo, ya que debía presidir la plaza existente sin anular sus buenas condiciones, estableciendo al mismo tiempo un diálogo respetuoso con el edificio de Chermayeff.

Para ello, el anexo se levanta sobre el suelo, liberando parte de la planta baja de obstáculos visuales. Adosado al edificio de apoyo ya construido, la ampliación constituye un prisma irregular en el que las fachadas traseras se pliegan para adaptarse a las preexistencias sin invadirlas; así, sólo una pasarela une la antigua construcción a la nueva, que se presenta como un volumen autónomo y exento. Interiormente, el proyecto cuenta con salas de exposiciones temporales, un auditorio y un restaurante, si bien su papel como nuevo acceso al Oceanario hacen que la escalera de distribución ocupe un tercio de toda la superficie, adquiriendo el mayor protagonismo. Exteriormente, unas ‘escamas’ cerámicas recubren la totalidad de la fachada.