El campus de la Escuela Politécnica Federal de Lausana se sitúa a orillas del lago Lemán, con vistas sobre los Alpes. El espíritu de la EPFL se basa en la colaboración entre facultades, de modo que la eliminación de los límites entre ellas era uno de los puntos de partida de este centro multiusos al servicio de toda la universidad. De esta forma, los espacios del centro facilitan los encuentros espontáneos en un entorno sin itinerarios predeterminados. Todo el programa —que se extiende a lo largo de 14.000 metros cuadrados de superficie— se reparte entre la biblioteca, una zona de equipamientos docentes con sala de conferencias, diversas instalaciones culturales, espacios comunes y un amplio aparcamiento.

Uno de los aspectos más singulares del edificio es la ausencia de límites físicos. Se trata de un espacio diáfano, definido por su geografía artificial. La separación entre las distintas funciones se establece a partir de la manipulación del plano horizontal, elevándolo o deprimiéndolo sutilmente mediante alabeos que delimitan las distintas áreas, enfatizando la sensación de apertura y transparencia y a su vez, evitando romper la continuidad espacial e interrumpir las relaciones fluidas que se establecen con el paisaje. De esta forma, las zonas de silencio se agrupan y se separan por cambios de cota.