La zona en torno a Bond Street fue, con sus elegantes casas en hilera de ladrillo y mármol, una de las áreas residenciales más prestigiosas de Nueva York a principios del siglo XVIII. A partir de 1840, sin embargo, la Quinta Avenida pasó a ser la dirección de referencia para las familias acomodadas, y los edificios comerciales empezaron a sustituir a las casas unifamiliares en esta zona del NoHo, creando un tejido mixto de mayor complejidad que refleja con especial claridad las transformaciones sociales, económicas y tecnológicas que experimentó la ciudad a lo largo del siglo XIX.

Este edificio de apartamentos ocupa cinco de las antiguas parcelas alargadas con viviendas de la calle. El uso, volumen y altura permitidos estaba definido de antemano, siendo necesaria la construcción de 28 residencias según unos criterios muy estrictos. El proyecto asume estos presupuestos y los enriquece mediante el apilamiento de dos tipos residenciales diferentes en la misma estructura: la casa adosada y el apartamento urbano.

Las cinco ‘casas adosadas’ de la planta baja recrean la escala de las parcelas originales. Cada residencia posee su propio porche de entrada retranqueado respecto a la calle, de la que se separan mediante una verja de fundición de aluminio que actúa tanto de barrera física como de filtro visual. Compositivamente, la verja es un collage de grafitis trasladados a la tercera dimensión con la ayuda de un programa informático. El grosor de su trazo se ha calculado para hacer viable el proceso de fabricación mediante fundición y colado. En este sentido, el software empleado para su diseño también facilitó la optimización de la densidad y la distribución de los diferentes grafitis.

Situados sobre estas ‘casas’, los apartamentos del edificio son accesibles desde un corredor largo y estrecho ubicado en el centro de la planta baja, y que conecta la calle con un pequeño patio trasero comunal. Su diseño evoca el de los típicos edificios de acero de fundición que pueden verse a lo largo del NoHo y el SoHo neoyorquinos. Como en aquellos, aquí también la estructura está presente en la fachada, dotándola de espesor y permitiendo espacios diáfanos en el interior de las viviendas. Tanto los forjados como los pilares, realizados aquí en hormigón armado, se han recubierto con elementos de vidrio curvo, envolviendo la estructura y dando una continuidad material a los paños de vidrio de los huecos. Así, el esqueleto estructural se expresa al exterior y se funde con las ventanas en los brillos y reflejos verdosos de las capas de vidrio superpuestas.