Debido a los efectos positivos que tiene el incremento de densidad sobre la ciudad contemporánea, la tipología de torre residencial se encuentra actualmente en auge. Sin embargo, la mayoría de los ejemplos construidos de este tipo han producido estructuras anónimas y viviendas en serie donde la falta de carácter arquitectónico no mejora la experiencia de habitar dichos espacios.

En respuesta al anonimato y la repetición, la torre que se levantará en el número 56 de la calle Leonard de Nueva York ha sido diseñada como un apilamiento de viviendas individualizadas, donde cada casa es reconocible dentro del conjunto del fuste. De esta forma, el edificio se concibe desde dentro hacia afuera, partiendo de las unidades habitacionales que se agrupan como píxeles sobre cada forjado. La agrupación de píxeles en torno al eje central —y núcleo de comunicaciones— de la torre es diferente en cada planta y da lugar a variaciones en cada vivienda, expresadas volumétricamente en la forma final de la torre. El perímetro que resulta es un conjunto de balcones y terrazas cuidadosamente proyectadas hacia el exterior, de modo que se evitan las vistas directas sobre las áreas privadas de las viviendas colindantes; las visuales indirectas crean conexiones entre los vecinos, como ocurre en la ciudad tradicional.

Situada en el barrio de Tribeca, en la zona suroeste de Manhattan, la base de la torre se adapta a la escala de su entorno e incorpora el lobby, aparcamientos y equipamientos comunitarios. En la esquina de la calle Leonard con la calle Church se situará una escultura del artista Anish Kapoor, una pieza que llevará el diálogo entre el edificio y su entorno al plano público de la ciudad. Sin embargo, mientras la parte inferior del edificio solo es visible en las distancias cortas, la parte superior de la torre interactúa a escala metropolitana. Por este motivo, la coronación del edificio es la parte más expresiva y se reserva para diez áticos que, apilados como grandes bloques, dan lugar a una configuración más escultural y fácilmente reconocible en largas distancias.

Dada la esbeltez del edificio —que levanta 245 metros sobre una huella de 30x38—, para su ejecución se llevarán al límite los métodos de construcción tradicionales. La estrategia de apilamiento de viviendas diferentes se hace patente dejando vistos los cantos de los forjados, que con sus pronunciados retranqueos expresarán también el sistema de pixelación. Por último, la existencia de ventanas operables, poco común en la edificación en altura, reforzará la individualidad de cada apartamento.