La firma suiza Herzog & de Meuron ha sido la encargada de rehabilitar y convertir la central eléctrica de Brooklyn Rapid Transit, construida en 1904, en un centro de producción artística. En la década de 1950 se desmanteló la mitad de la estructura original, la sala de calderas, y la sala de turbinas quedó en pie. A finales del siglo XX, el edificio restante se convirtió en destino de grafiteros locales, y se ganó el apodo de ‘La Batcueva’. Con 16.000 metros cuadrados, el nuevo proyecto contiene talleres para la fabricación en madera, metal, cerámica, textil e impresión. Al conservar y reconstruir elementos esenciales de la central original, se refuerza el carácter industrial del edificio y su relación con el contexto urbano inmediato.

El proyecto reinterpreta la histórica sala de calderas, apoyándose en los cimientos históricos existentes. La estructura vista de hormigón proporciona espacios flexibles para los talleres que se apilan verticalmente. La sala de turbinas conserva sus capas históricas integradas en las nuevas instalaciones. Su nivel superior deja a la vista las cerchas de acero rehabilitadas, ofreciendo un espacio multifuncional para exposiciones y eventos.

Los talleres comparten un gran muro de servicio vertical común que proporciona estabilidad estructural entre el edificio existente y el nuevo. Dos grandes volúmenes en la cubierta evocan las históricas chimeneas del edificio original de la sala de calderas. Al este del proyecto se sitúa la entrada principal para el público. Al entrar, el visitante encuentra la yuxtaposición de detalles históricos: bóvedas de hormigón, ladrillos y baldosas vidriadas, así como grafitis residuales y nuevos elementos arquitectónicos. Una escalera metálica atrae la atención hacia el gran vestíbulo, el principal elemento público del edificio.