Este volumen compacto de 38 metros cuadrados alberga una habitación que incorpora en la cubierta a un agua un tragaluz para ver el cielo. Junto a una huerta, la construcción es un anexo de una casa del siglo XVII, catalogada como bien patrimonial. Un porche conecta la ampliación con la casa histórica, salvando la vegetación. El sistema constructivo de tradición local se combina con la prefabricación de madera. El color verde oscuro busca la integración de la pieza en el entorno.