En 2009 se celebraron en Kaohsiung, Taiwán, los Juegos Mundiales para disciplinas no incluidas en los Olímpicos. Con esa ocasión se encargó al japonés Toyo Ito la construcción de un estadio de usos múltiples —principalmente atletismo, fútbol y rugby, así como espectáculos—. En lugar de un recinto cerrado, el estadio terminado ofrece un ámbito abierto en continuidad con el parque donde se sitúa. La cubierta es una superficie curva tridimensional compuesta por tres capas: de dentro afuera 159 cerchas portantes de acero, un anillo envolvente de tubo metálico y un acabado exterior de paneles solares adaptados a la geometría del estadio, capaces de proporcionar hasta 1,1 millones de kW anuales.