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Estadio de Burdeos, H&deM

Un bosque de columnas

30/06/2015


Hay pocos tipos arquitectónicos que hayan evolucionado tan poco a lo largo de la historia como los estadios. Cuando algunos deportes se convirtieron en fenómenos de masas a principios del siglo XX, la respuesta fue construir edificios que, en buena medida, no eran sino una actualización del viejo anfiteatro romano: un anillo de gradas y vomitorios construido en torno a una arena central. Con la introducción de los nuevos materiales como el hormigón armado, surgieron nuevas posibilidades expresivas que fueron utilizadas por artífices como Nervi y Torroja, aunque las innovaciones tipológicas siguieran siendo escasas, salvo algunas excepciones como el Estado Olímpico de Múnich del recientemente fallecido Frei Otto.

Han sido, por tanto, pocos los que han visto en el estadio un campo de investigación, pero entre ellos están Jacques Herzog y Pierre de Meuron. Primero fue el Allianz Arena, con su fachada dinámica y sus circulaciones, un extraordinario proyecto al que ahora se suma el Estadio de Burdeos, que será la sede del F.C. Girondins y acogerá varios encuentros de la Eurocopa de 2016. Con capacidad para 42.000 espectadores, el estadio es una reinterpretación de los tres elementos constitutivos de este tipo de edificios: el graderío, que se desborda hasta conectarse con el espacio público formando una escalinata perimetral; los espacios de circulación, que prolongan cómodamente la escalinata hasta acometer a media altura las gradas; y la fachada, ligera y amable, que sugiere la metáfora de un bosque de pilares.


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