Libros 

Territorio americano

Construir una nación

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Territorio americano

Construir una nación

Alejandro Bernabeu 
23/04/2024



Con el título ‘Cuidar la tierra, rehacer el mundo’ pronunciaba Miguel Aguiló su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el pasado 14 de enero de 2024. En él abordaba patrimonio, paisaje y planeta; tres ámbitos esenciales de la ingeniería civil que explican su alcance a distintas escalas: un nutrido y poco conocido patrimonio, un paisaje definido por la presencia de sus obras y un planeta acuciado por extremos climáticos.

La ingeniería civil y sus escalas protagonizan también su nuevo volumen publicado por ACS, que profundiza en cómo las obras públicas, caminos, puentes, canales, puertos y tramas urbanas fueron piezas esenciales en la construcción de los Estados Unidos, así como en el proceso de creación de la capital nacional. Así, el libro plantea un recorrido territorial, histórico y simbólico de Filadelfia a Washington, dos metrópolis proyectadas para plasmar significados.

La Declaración de Independencia de 1776 y la aprobación de la Constitución tuvieron lugar en la ciudad de Filadelfia, por entonces la segunda mayor del mundo, solo detrás de Londres. Para alcanzar tal envergadura resultó esencial el sistema de abastecimiento de agua desde el río Schuylkill, con sus obras hidráulicas, azudes y embalses. En ese mismo río, a principios del XIX, unos pioneros carpenter engineers construyeron puentes de grandes dimensiones con arcos rigidizados con triangulaciones, dando origen a toda una generación de patentes de celosías americanas que pronto empezaron a emplear el hierro, así como a los primeros puentes colgantes de cadenas y cables.

Los canales permitieron a su vez el nacimiento de ciudades hacia el interior, y entre ellos destaca el que conecta la bahía de Chesapeake con el estuario del río Delaware, que sitúa a Baltimore como centro portuario de Filadelfia y Washington D.C. No obstante, el ferrocarril se convertiría pronto en el auténtico eje vertebrador del territorio norteamericano. La Pennsylvania Railroad Company acabaría siendo emblema de su época, e impulsora de varias de las estaciones más famosas de los Estados Unidos.

El automóvil superpuso más adelante una nueva red. La autopista que acompaña al río Potomac por su margen derecha fue la primera diseñada con calzadas separadas y criterios paisajísticos para disfrutar las vistas del estuario. La US1 entre Nueva York y Washington, la ‘calle mayor’ de los Estados Unidos, configuró un efectivo eje estratégico al apoyarse sobre los caminos vernáculos y los antiguos embarcaderos de los ferris que cruzaban ríos y estuarios.

Por otra parte, la decisión de levantar Washington D.C. en un gran espacio de 10x10 millas situado en la desembocadura del Potomac y sin ninguna estructura urbana previa fue un hecho insólito. El plano, encargado por George Washington, tampoco tenía precedentes en sus disposiciones diagonales múltiples que otorgaban la máxima visibilidad a sus dos principales referentes: el Capitolio, sede del pueblo, y la Casa Blanca, sede del presidente.

La contestación de Luis Fernández-Galiano en la Real Academia de Bellas Artes retomó la estructura ternaria de Aguiló para recorrer su biografía, y culminó con su último período de «colosal aventura investigadora y editorial», que ha dado origen a la colección de la que el presente volumen constituye el número 21. Tras las series Ingeniería Civil y Grandes Ciudades, de diez libros cada una, ahora se inaugura una etapa dedicada a los ‘paisajes de metrópolis’: una fructífera línea que actualiza y revela el quehacer de la ingeniería civil en la construcción y el cuidado del territorio.


Libros reseñados:

De Philadelphia a Washington

La creación de la capital nacional

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