«Chicago mola». Con este enunciado introduce Miguel Aguiló el décimo libro de la colección de ciudades que edita anualmente ACS. Aunque, advierte, explicar por qué no es tan simple. El mito de la ciudad no se debe exclusivamente a su lugar, ni a su historia. Sus obras hidráulicas, edificios y puentes son muy relevantes, aunque no suficientes para abarcar lo que significa la ciudad. Tampoco el carisma de sus principales personajes. La huella de la ciudad supera su propio su relato.

El hechizo de Chicago protagoniza las páginas del libro. Desde sus inicios, a partir de los problemas del sitio y las ventajas de su situación. Los flujos originales del lago y los ríos, los problemas de drenaje, los canales y la trascendente reversión del río Chicago se plasman en cartografías esclarecedoras. Vemos la implacable cuadrícula de la ciudad y los planes para la metrópolis tras el incendio de 1871, el plan de parques de Olmsted y el plan de Burham y Bennet de 1908. Chicago se convierte en nudo ferroviario central; una ciudad sembrada de vías, orgullosa de sus siete estaciones y dieciocho puentes. Es la ciudad donde se inventa el rascacielos. Pionera en el entramado metálico interior, las fachadas de piedra como estructura y las soluciones de cimentación sobre los fangos arcillosos. Su Escuela de Arquitectura aplica dichas estrategias en la búsqueda estilística de sus realizaciones. A partir de los felices veinte destacan los prolongados gobiernos en la alcaldía, sin obviar el poder del crimen organizado durante la ley seca. Al Capone gobierna y reparte la ciudad; resultan sorprendentes los mapas de distribución del territorio por bandas. A partir de los cincuenta, la lucha por los derechos civiles toma el relevo. Los rascacielos de Fazlur Kahn revolucionan la construcción en altura, que culmina con el John Hancock Center y la Torre Sears.

En Chicago el arte hace ciudad. Piezas de Picasso, Calder, Dubuffet o Miró personalizan plazas; Kapoor y Plensa marcan el Millenum Park. El carácter de la metrópolis se renueva con actuaciones recientes como la pasarela de Gehry en este mismo parque y la recuperación de márgenes del Riverwalk. El mito de la ciudad no se agota. Así es Chicago.