Primero, los años del optimismo justificados por el crecimiento económico y los éxitos de la España del 92; después, los años de la crisis tras la destrucción de las Torres Gemelas (y, como fondo posterior, la quiebra del fondo de inversiones Lehman Brothers en 2008), que cambiaron el ritmo de la historia, no sólo la española. Estos dos son los escenarios a los que aluden las portadas de los dos volúmenes de Años alejandrinos, donde aparecen el Museo Guggenheim de Bilbao y los rascacielos en llamas de Nueva York, dando cuenta de los extremos del periodo —de 1993 a 2006— en que fueron escritos los artículos de Luis Fernández-Galiano tanto en el periódico El País como en Arquitectura Viva, la revista que dirige.

Hojeando el libro que ahora recopila estos textos, acompañados con más de 2.000 ilustraciones, no resulta fácil identificar el contexto original en el que se publicaron, pero esto no quita interés a este proyecto editorial. Se trata de un proyecto que, curiosamente, resulta análogo al acometido por Bruno Zevi en sus Cronache di architettura (que es también el subtítulo empleado por Fernández-Galiano), donde recogió en pequeños volúmenes sus textos sobre la evolución de la cultura arquitectónica de su época, escritos desde su punto de vista privilegiado como colaborador de un semanario, L’Espresso. y director de una revista especializada, L’architettura. Cronache e storia, similar en este sentido al libro de Fernández-Galiano. Considerando lo diferente de las personalidades de Zevi y Fernández-Galiano, esta analogía podría parecer engañosa, pero, con todo, ayuda a comprender el significado del libro que aquí reseñamos y su contexto histórico. Zevi comenzó sus ‘crónicas’ dando cuenta del monumento erigido en las Fosas Ardeatinas entre 1947 y 1949 en memoria de los civiles romanos asesinados por los nazis en 1944. Por su parte, el primero de los escritos del libro de Fernández-Galiano, titulado ‘El declive de la rosa’, registraba cómo en 1993 la arquitectura se había teñido de un ‘color’ similar al salmón utilizado en las páginas financieras de los periódicos, para convertirse en un reflejo mecánico del poder de la economía sobre la sociedad contemporánea. Fernández-Galiano no tiene la misma pasión política que Zevi: este es un crítico ardoroso; aquel, un reportero atento y prudente.

Las más de mil páginas en dos tomos del libro de Fernández-Galiano describen todo lo ocurrido en el mundo de la arquitectura en los catorce años que precedieron a 2006, y se caracterizan por el empeño sistemático de proyectar el trabajo de los arquitectos sobre el fondo de las transformaciones que experimenta nuestro mundo. También el autor español, desde su atalaya, da testimonio de la época de que fue testigo y de todos los arquitectos españoles más famosos, sin olvidarse de otros protagonistas, de los que se ha ocupado insistentemente, como son Norman Foster, Rem Koolhaas, Santiago Calatrava y Herzog & de Meuron.

El libro parece un mosaico, y, como los mosaicos, está compuesto arbitrariamente, como lo están también las crónicas; un género literario de cuya utilidad, sin embargo, saben los historiadores.