La influencia intelectual del padre ingeniero y los Jesuitas de Tudela forjan la personalidad primera de este navarro que corre los Sanfermines mientras prepara el ingreso en la Escuela de Arquitectura de Madrid. En ella, Alejandro de la Sota le descubre la abstracción de Mies van der Rohe, pero el organicismo de Frank Lloyd Wright y Alvar Aalto gana la partida escolar, y el joven estudiante se ejercita durante tres años en el estudio de Francisco Javier Sáenz de Oíza. Tras titularse, un año en el estudio danés de Jørn Utzon —por entonces forcejeando con la construcción de la ópera de Sídney— y dos en la Academia de España en Roma dan a la formación del arquitecto una inconfundible pátina clásica y escandinava, que pronto entrará en resonancia con la influencia teórica de Aldo Rossi y Robert Venturi... [+]