El pabellón que, desde 2000, la Galería Serpentine instala en los Jardines de Kensington es la gran referencia veraniega de la arquitectura actual, con permiso de las bienales. Unas veces tirando de la innovación constructiva, otras de la experimentación plástica, y otras tantas de la simple frivolidad, los arquitectos invitados a participar en la muestra son normalmente profesionales consagrados, que prestigian a través de su firma (aunque no siempre a través de la instalación que proyectan) el evento. Pero otras veces es la institución la que prestigia al invitado joven y poco conocido que, gracias a este pabellón veraniego, consigue hacerse un hueco en los medios generales. Fue el caso, en su momento, de Olafur Eliasson, Sou Fujimoto o Francis Kéré. Y es el caso también de Frida Escobedo, la joven arquitecta mexicana a cargo de la edición de 2018.
Formada por dos recintos rectangulares, la instalación alude tanto a la tradición mexicana como a ciertas referencias a la arquitectura británica. La alusión mexicana se traduce en las celosías que envuelven el pabellón matizando la luz que pasa por ellas hasta reflejarse en el espejo de agua situada en el patio y en los techos curvos y espejados. Por su parte, la referencia local consiste en el material utilizado en las celosías: tejas de hormigón oscuro, hechas a mano en el Reino Unido.