Thomas Demand, junto con otros artistas como Filip Dujardin, Dionisio González, Philipp Schaerer o Beate Gütschow, es la expresión contemporánea no ya del estado disciplinar de la fotografía de arquitectura —que a efectos teóricos podríamos dar por amortizada o superada— sino de la única salida plausible que tiene la representación del objeto y el espacio arquitectónico para hacernos recapacitar los límites existentes, desde el punto de vista perceptivo y sobre todo conceptual, entre la realidad construida y su representación. Ante una imagen arquitectónica depreciada y desvirtuada —por el embotamiento de su omnipresencia que impide una asimilación sensible y juiciosa—, Demand prescinde deliberadamente de lo real para trasladar el espacio tridimensional al ámbito ficcional, aquel en el que el espectador alienado se puede sentir nuevamente reconciliado con la experiencia visual de la arquitectura. Ante una objetividad casi repudiada, Thomas Demand la deconstruye mediante el ensamblaje de sus propias narrativas simuladas. Sus imágenes son tan aparentemente reales como inestables y oníricas. La extrema perfección material y cromática de la reconstrucción material termina por producir el efecto contrario, desvelando el montaje. Esas imágenes bellamente duras se dotan de significado cuando se cargan con la historia a la que se refieren...[+]