Muchos arquitectos se están alejando del escenario del show business global para restablecer la dignidad de su oficio con un nuevo vocabulario que reinterpreta la diversidad de la arquitectura vernácula a partir de un conocimiento profundo del contexto social, tecnológico y cultural en el que se insertan sus proyectos.
El interés por el know-how de las sociedades tradicionales crece sin cesar sobre las ruinas de la crisis globalizada del ‘sistema’. Es un fenómeno que se explica, por un lado, por la rica diversidad de sus culturas y, por el otro, por la componente ‘emocional’ que suscitan, pues son obras que liberan la energía creativa de sus autores materiales, en muchos casos sus propios usuarios. Se trata de proyectos concebidos como un medio y no como un fin, y cuyo enfoque presenta una nueva dimensión ética, también estética, además de tipológica y programática. El vocabulario formal de estos proyectos arraigados en lo vernáculo, y su modo de interpretar, actualizándolo, el conocimiento local, atrae a jóvenes generaciones de arquitectos que en latitudes y contextos socioculturales diversos edifican proyectos hermosos, inteligentes y eficaces, tratando de resolver las necesidades reales de la gente sin atenerse a prejuicios formales o estilísticos...