La curva libre

29/02/2000


«Desde la jungla tropical, el exuberante jardín o la avenida en sombra, el espacio penetra con soltura y atraviesa ondulante el típico edificio de Óscar Niemeyer. Deslizándose sereno a lo largo de las curvas resbaladizas de lisa y fresca cerámica, el espacio es tangible y sin embargo evanescente, como los perfumes nocturnos que flotan en el aire procedentes de las flores tropicales del exterior. Sensualmente configurado por los muros más que por la continua extensión de suelos y techos, éste es el auténtico espacio moderno, flotante y fluido —casi se podría decir perfumado—, la antítesis del espacio tradicional, estático y centralizado (...) La arquitectura de Niemeyer no sólo proporciona una sencilla introducción para revalorizar a Le Corbusier y las posibilidades del Estilo Internacional, sino que resume también un cierto sueño del Movimiento Moderno y se aproxima a la consecución del anhelo que subyace en él, un anhelo de libertad sin obstáculos...»

Peter Buchanan, ‘Formas flotantes, espacios fluidos’, AV 13 (1998).[+]


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