Jean Prouvé: maestro de la forma estructural

Norman Foster 
30/06/2011


En nuestra sociedad en desarrollo, hubo un tiempo en el que se consideraba que hacer objetos manualmente no sólo era algo honroso, sino que estaba inseparablemente ligado a su estética. Visto en retrospectiva, tal vez sea ésa la razón por la que encontramos integridad y congruencia en el trabajo de los individuos que se formaron en la tradición artesanal.

Como Ludwig Mies van der Rohe —cuyo conocimiento de los materiales procedía de su infancia, pasada en el taller de cantería de su padre—, Jean Prouvé desarrolló, en sus propias palabras, «cierta capacidad para el oficio de herrero ya a la edad de 10 años». A los 15, en 1916, entró efectivamente de aprendiz de un herrero, Émile Robert, en la población de Enghien, a las afueras de París. De allí pasó al estudio parisiense de Adalbert Szabo, artista de trabajos en metal (casi olvidado hoy en día, Szabo fue célebre en su momento y creó numerosas piezas para el transatlántico Normandie). En 1924, Prouvé fundó la empresa ‘Jean Prouvé, ferronnerie d’art’ en Nancy, que desplazó a la de Szabo y se dedicó a hacer artículos como rejas, barandillas y balcones. Poco a poco, a medida que tenía conocimiento del incipiente Movimiento Moderno —y del trabajo de arquitectos como Le Corbusier— Prouvé empezó a fabricar muebles y a experimentar con nuevos materiales y procedimientos, usando para ello acero a tracción y chapa de aluminio, e invirtiendo en máquinas de soldadura eléctrica y de plegado de metales... [+]


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